Casas internacional nº 179. Casas en Castilla

Hasta que Alexander von Humboldt (1769-1859) atravesó la península Ibérica en 1799, para obtener el pasaporte real y así embarcar hacia América, se pensaba que Castilla era una llanura continua por debajo de 200 metros sobre el nivel del mar, sólo dividida por el Sistema Central. Sin embargo, Humboldt, con sus mediciones, verificó que la altura era superior y que se trataba de una meseta dividida en dos partes. En este sentido acotó la realidad física del territorio, hasta ese momento referido por cuestiones históricas como Castilla La Vieja, a la mitad septentrional, y La Nueva, a la mitad reconquistada hasta Granada. Así, la primera se disponía entre 800 y 700 metros, y la segunda, entre 500 y 600 metros, confinadas ambas entre montañas. Este avance permitió comprender mejor aún las diferencias entre ambas submesetas.
El clima continental del Norte era más duro en invierno y el del Sur en verano. Lo cual afectaba al tamaño de las construcciones, más concentradas cuanto más frío, y diseminadas cuanto más calor, espacios desahogados e intermedios de techo elevado o abiertos como porches y patios para garantizar la ventilación; por la misma razón, variaba el espesor de los muros, de mayor grosor cuanta más latitud, y viceversa; o las dimensiones de los huecos, menores cuanta más luz o el recurso de toldos y fraileros para contrarrestar su impacto; o las cubiertas, más cuidadas en todos los encuentros, y con mayor desarrollo e inclinación cuanta más lluvia.
Dos siglos después, la evolución de la arquitectura, no es sólo por cuestiones climatológicas, y responde a asuntos de otra índole, aunque tampoco reniega de los factores vernáculos que han caracterizado a los procesos constructivos durante generaciones. Las doce viviendas de nueva planta que componen el número 179 de CASAS Internacional CASTILLA, son parte del trabajo de la última década de jóvenes arquitectos vinculados a la Meseta Castellana. Quizá, los proyectos se hayan comenzado a los pocos años de terminar la carrera o tras una serie de ejercicios, sin perder aún la cadencia y el desenfado inherentes a la edad.